“Ni de chiste le ganan a Darwin”, le decía a Lord Pudiente mientras observábamos el contragolpe de Rayados en el que me hacían quedar mal, porque para nuestra mala fortuna, el jugador local se le escapó al colombiano.
Se escapó para mandar el balón al área que casi remata otro hasta que se interpuso Guido para hacerle falta, otra maldita falta a escasos segundos de terminar el partido, otra maldita falta en el estadio de los Rayados, otro penal para quedar eliminados.
Pero tú estuviste ahí Oscar, parado a once pasos de la eliminación o de postergar la agonía.
Te levantaste para atajar el penal y darnos mas minutos, o mas oportunidades del mismo penal.
Lo hiciste bien, paraste ese penal y pusiste nerviosos a los que comen cabrito.
Lo hiciste bien y los demás de tu equipo tal vez no estuvieron a la altura o tal vez no se la creyeron como tú si lo hiciste desde el otro lado de los once pasos.
Con eso estamos seguros que en tu próxima oportunidad, nuestra meta estará en buenas manos, como anoche, que te vestiste de gloria, al menos por un instante.