Desde tiempos de Raúl Jiménez y el fallecido Christian Benítez, el Club América no tenía un delantero que causara tanta expectativa en la afición azulcrema como el uruguayo Federico Viñas. Y aunque es cierto, que aún le falta camino por recorrer en Coapa, los cimientos son sólidos en vísperas de estar algún día en la mesa de Cuauhtémoc Blanco, Carlos Reinoso, Luis Roberto Alves Zague, Antonio Carlos Santos, Daniel Brailovsky, Alfredo Tena, Salvador Cabañas y hasta el propio Guillermo Ochoa.
“Me falta mucho para ser un ídolo”, declaró el sudamericano al término del partido ante el Atlas. Sin embargo, sus números, actuaciones, juventud y sobre todo, la conexión entre jugador y afición dicen lo contrario.
Para ser ídolo de un club como el América y sobre todo en una posición tan complicada como la es de delantero, no sólo se necesita calidad sino constancia, goles, actuaciones memorables, aparecer en los momentos importantes y lo más difícil, tener ese romance con la afición más exigente del Club. Ésta última parecer estar en el bolsillo de Federico Viñas.
Porque 11 partidos con las Águilas, le bastaron para salir vitoreado del Estadio Azteca y poco a poco, comenzamos a ver su nombre estampado en las playeras de los aficionados americanistas, pero tiempo al tiempo y que Federico Viñas siga hablando en la cancha, y sobre todo que Europa nos lo deje bastantes torneos en Coapa.
¡Uruguasho, uruguasho! Me uno a los cánticos azulcremas porque a mí también me ilusiona este humilde futbolista procedente de un club pequeño, con todo respeto como el Juventud de las Piedras.