Aunque en realidad la fiesta es nuestra, somos los anfitriones y se pone la música que nos gusta. Se baila a nuestro ritmo.
Si andamos apagados luego de la fiesta nadie se acuerda. Pero si andamos prendidos, todo México hablará de una liguilla inolvidable.
En estas retas somos el dueño del balón y se juega con nuestras reglas. El tiempo que duremos jugando es la medida del tiempo de la competencia: si nos eliminan lo demás es mero trámite, pero si llegamos a la final y ganamos, entonces será una reta buena y duradera, digna de la posteridad.
Por eso siempre seremos los anfitriones y los dueños del balón. Somos el Club América, el sabor, el ritmo y el rival a vencer.